Era una antigua plantación de marqueses, por eso es inevitable que el buen gusto y la distinción asomen en cada uno de sus rincones. La Hacienda del Buen Suceso, en el norte de Gran Canaria, se alarga entre las fincas de plataneras que la arropan, con su imponente porche de arcos de piedra, sus paredes amarillas y su piscina climatizada al aire libre. Es un refugio ‘delicatesen’ de estilo colonial que transporta a otra época e invita a retirarse del mundo y a conectar con la naturaleza. En definitiva, perfecto para hacer un paréntesis.